Informe Violencia Digital. Un estudio de los perfiles de agresores y sobrevivientes de violencia sexual digital

La lucha que inició Olimpia Coral Melo Cruz en busca de justicia después de que su video sexual fue difundido en 2014, no fue sólo para ella, sino para que ninguna otra mujer tuviera que sufrir lo que ella sufrió. Este es un deseo que hemos visto nacer una y otra vez cuando las sobrevivientes de violencia digital logran superar el infierno de la difusión de sus contenidos íntimos. Desafortunadamente no era la primera, ni sería la última persona a quien le pasaría algo similar, pero hemos atestiguado cómo las narrativas sociales poco a poco se van transformando respecto a la violencia digital, reduciendo (aunque aún muy lentamente) la revictimización colectiva a las víctimas.
En 2017 fueron publicados los primeros informes sobre las formas de violencia que ocurren en espacios digitales que afectan a las mujeres, tomando más fuerza a partir de 2019 y hasta ahora (2021). En la visualización del tema podemos identificar la cada vez más constante publicación de estudios e informes sobre la violencia en línea por razones de género, tanto en México como en otros países del mundo. Sin embargo, el fenómeno de la violencia digital y las violaciones a la intimidad sexual con medios comisivos digitales, principalmente contra mujeres y niñas, es mucho más antiguo.
Algo que caracteriza la muy reciente producción de conocimiento en torno a estos temas, es la multiplicidad de conceptos usados para referir fenómenos similares o iguales y la gran confusión que genera el uso de un mismo concepto para diferentes conductas, dependiendo de quien lo ocupa. Conceptos como: ciberacoso, ciberviolencia, violencia digital, violencia en línea, violencia en Internet, violencia en espacios digitales, virtuales o cibernéticos, violencia virtual, se usan indistintamente.
Ha sido particularmente notorio que las vanguardias de los estudios en torno a estos temas han sido personificadas alrededor del mundo por agrupaciones, colectivas, instituciones, autoras y activistas feministas y/o con perspectiva de género. Y no es de extrañar, debido a que las agresiones de más alto impacto en espacios virtuales las padecen mayoritariamente las mujeres y niñas, y ocurren por razones de género, es decir, que están vinculadas con los factores (sociales, colectivos e individuales) que constituyen su identidad como mujeres. Y como es común en el terreno de la violencia de género, la sexualidad femenina y feminizada, es usada como un factor para someter y vulnerar a las mujeres y, aunque en menor medida, también a las identidades sexogenéricas disidentes de la masculinidad heteronormada y hegemónica.

 

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Oropa Marcela, et. al. (2022), Informe Violencia Digital. Un estudio de los perfiles de agresores y
sobrevivientes de violencia sexual digital. Frente Nacional para la Sororidad y Defensoras
Digitales. México 2022