¿Las Emociones Funcionan? / Por Ariattna Alvarado Romero

Por Ariattna Alvarado Romero

 

En el consultorio y en la vida misma es común escuchar a otras personas (y a veces a nosotros mismos) decir “ya no quiero sentir”, “no te enojes”, “no estés triste”, “¡que dramático!, y muchas más frases que nos hacen pensar que las emociones son algo que llega, se instala en nuestro cuerpo, nos gobiernan y nos conducen de mala manera al fracaso, al caos o la perdición.

¿De verdad las emociones son tan malas que nos hacen la vida más complicada? ¿Lo mejor será quitárnoslas y dejar de sentirlas?

La respuesta es más compleja que un sencillo no, o es algo más osado que un sí. Las emociones son tan humanas como la existencia misma, la presencia de ellas nos habla de vida, la ausencia de ellas nos habla de enfermedad, incluso de muerte.

Muchas definiciones se pueden versar sobre ellas, pero pueden ser simplemente entendidas como aquellos:

…impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución. La misma raíz etimológica de la palabra emoción proviene del verbo latino movere (que significa «moverse») más el prefijo «e-», significando algo así como «movimiento hacia» y sugiriendo, de ese modo, que en toda emoción hay implícita una tendencia a la acción (Goleman, 1999: 10).

La emoción, moviéndonos hacia algo, es un elemento esencial de la interacción humana con la realidad, reconociendo el extraordinario poder que ejerce en las reacciones sociales y hasta considerar su valor en la supervivencia y en el proceso mismo de la evolución humana.

 

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