¡Pon tu vocación en acción!

Introducción

 

“Los maestros son el corazón de una escuela. Ni las instalaciones, ni la mesa directiva, ni los padres de familia, sino los maestros.”

 

¿Te has preguntado?

 

¿Cuándo decidiste ser maestro?

¿Fue una elección consciente o las circunstancias laborales y hereditarias te llevaron ahí?

¿Para ti, qué es ser un maestro consciente?

¿Qué aportarías al educar con consciencia?

¿Cuál es tu filosofía operante al educar?

 

Debemos ser observadores conscientes, vernos con atención haciendo a un lado nuestros prejuicios y proyecciones para poder ser objetivos, conocernos a nosotros mismos y conocer a las personas que están a nuestro cargo como educadores, padres, ciudadanos, pareja y todos los roles que desenvolvemos dentro de una sociedad.

 

Desarrollo

 

En la primera sesión de la clase Fundamentos de la Educación nos cuestionamos sobre, ¿Qué es educar?

Después de 12 sesiones de mucha reflexión, cuestionarnos y “darle vueltas al tema” descubrimos que, educar es producir al ser humano, es guiar, es el proceso de acompañamiento del proceso de la educación que consiste en despertar:

 

Finalmente debemos operar acompañando, humanizando al ser.

Y si partimos que la educación es acompañamiento a la persona, entonces no solamente dirijo, oriento, despierto una inquietud en la persona para descubrirse así mismo antes de descubrir el mundo.

Debemos de romper el paradigma de enseñar conocimiento. Debemos despertar pequeños sabios.

Materialmente, podemos inferir que educar es desarrollar en el ser humano las facultades que propiamente le caracterizan como tal; es decir, es un proceso de actualización de las cualidades, capacidades, aptitudes y herramientas que permitan el pleno desarrollo del ser cubriendo las necesidades materiales básicas como lo son techo, sustento y alimento. En suma, humanizar al ser humano.

El proceso que llamamos educación implica una serie de intervenciones del ser humano sobre el ser humano y sobre sí mismo: es la acción de los hombres sobre los hombres.  Somos humanos por la gracia de otro.

Recordemos cuando nacimos y éramos un ser dependiente, frágil y carente de aptitudes, hoy, somos el fruto del amor depositado por nuestros padres, maestros, familia en nosotros. Somos humanos por la gracia de otro, somos humanos por los demás, con los demás y para los demás.

Estamos llamados a apostar por una educación personalizadora y humanizadora: formar personas interesadas por humanizar el mundo y la transformación de la sociedad, desarrollar una nueva historia. Una educación para el servicio: formar personas responsables de su desarrollo personal y del desarrollo de su comunidad.

Una educación para la justicia: formando el espíritu crítico en la formación de una nueva sociedad y construir la historia.

Una educación para el cambio: una educación más humanizante, que tome en cuenta las habilidades intelectuales sin dejar de lado la importancia emocional.

 

Anteriormente la forma de educación era autoritaria, donde los padres estaban bien plantados y tenían muy claro el objetivo de educar y dirigir al hijo. No sentían culpa, “el chamaco se endereza porque se endereza” “Más vale una nalgada a tiempo…” La nueva tendencia es fundamentalmente permisiva, nos hemos ido al polo opuesto donde el hijo está bien plantado y ahora quien llega a obedecer es el padre o maestro.

 

“Padres obedientes, hijos tiranos”

Libro de Evelyn Prado y Jesús Amaya

 

Tenemos que buscar el punto de equilibrio, donde el adulto toma su lugar como guía que acompaña al educando en su proceso de aprendizaje y madurez.

 

Desde la visión de Aristóteles, se afirma que la felicidad se puede lograr solo si somos virtuosos. Por eso el objetivo de la educación es hacer virtuosos a los hombres, con el fin de alcanzar la felicidad.

A medida que la educación promueve el desarrollo integral del alumno para que alcance la plenitud humana, cumple también fines sociales.

Conclusión

El hombre, como ser ético siempre ha tenido la capacidad para tener conciencia de sus propias acciones. Siendo un ser humano libre, implica también que sea responsable. En cada acción nos comprometemos, ya que en nuestras acciones se reflejan nuestros valores existenciales.

 

La sociedad global actual padece de procesos de humanización que la están llevando a escenarios críticos, panorama que algunos llaman “emergencia educativa”. Esta emergencia educativa nos urge a re-humanizar la sociedad, re-humanizando al hombre.

Así pues, si educar es humanizar, también es hacer más consciente al ser humano de su responsabilidad personal y social, educar es pues, desde la libertad, promover una autonomía responsable en la persona.

La gran aportación de San Agustín al comentar que;

“El maestro ayuda al alumno a encender la luz divina que ya posee en su interior; es decir, la luz de la verdad divina habita ya en el corazón humano, y es el maestro el responsable de que el alumno la encienda”

 

 

Y finalmente debemos tener muy claro que:

La transformación de la sociedad depende de nosotros. Depende de lo que sembremos en todas las personas que pasan por nuestras manos, podemos contribuir a seguir perpetuando una sociedad egoísta, materialista, manipuladora y violenta o animar a transformarla en un mundo justo, compasivo y amoroso.

Un mundo permeado de esperanza, alegría y gratitud.”

Barocio. (2014).

 

Estamos llamados a servir y a asumir nuestras responsabilidades como seres realmente humanos.

Daniel López

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Referencias:

 

Barocio, Rosa. (2014). Disciplina con amor en el aula. México: PAX.

 

Savater Fernando. (1999). Las Preguntas de la Vida . Barcelona: Ariel.

 

Regil, Rafael (2011), El escultismo como propuesta de educación humanista (tesis), Puebla: Universidad Iberoamericana Puebla

Gevaert, J (2005) El Problema del Hombre. Salamanca: Sígueme